Afganistán es un país extremadamente pobre, con una alta dependencia en la agricultura, pues la mayor parte de la población (61%) trabaja en el sector agrícola cultivando cereales, frutales, frutos secos y algodón. La mayoría de la agricultura se realiza en las llanuras del norte, cerca de las fronteras con Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán.
También hay importantes rebaños de ovejas "karakul", así como artesanía de alfombras. Posee importantes reservas de gas natural explotadas a baja escala por empresas de capital estadounidense y una industria (textiles, alimentos) de incipiente desarrollo.
En general, la economía afgana tiene muy bajo desarrollo debido a la situación de guerra permanente, a la falta de un gobierno central efectivo y a la fragmentación de la sociedad en grupos tribales.La economía ha sufrido bastante debido a agitaciones políticas y militares, así como también debido a una sequía severa que ha añadido dificultades al país entre 1998-2001.
La mayoría de la población sufre de insuficiencia de comida, vestido, vivienda, atención médica y otros problemas, todo esto empeorado por operaciones militares e incertidumbre política. La inflación constituye un serio problema. Luego de la guerra contra la coalición liderada por los Estados Unidos que provocó el derrocamiento del régimen Talibán en noviembre de 2001, muchos de los agricultores han cambiado sus cultivos por paga en efectivo en vez de cultivar alimentos para consumo interno.
Afganistán se ha convertido en el primer proveedor ilegal de opio en el mundo.